Un Ejemplo Más de la Podredumbre Académica
La Procuraduría Regional de Instrucción del Atlántico ha destapado otro caso patético de corrupción y abuso de poder. En esta ocasión, el protagonista es Jairo Soto Molina, un docente de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad del Atlántico, quien ha sido sancionado con doce años de destitución e inhabilidad para ejercer cualquier cargo público. ¿La razón? Conductas gravísimas de acoso laboral y maltrato a colegas.
La Inhabilidad para el docente Jairo Soto Molina es una victoria para los estudiantes y profesores de la universidad del Atlántico.
— Juan J (@Juanjine123) August 3, 2024
Que nos quede que no debemos permitir ni muchos menos tolerar este tipo de acciones de los profesores, estudiantes o administrativos
Un Maestro del Acoso y la Calumnia
Según la Procuraduría, el profesor Jairo Soto Molina no solo se limitó a hacer señalamientos injuriosos y calumniosos contra un colega del Consejo Superior, sino que también se dedicó a acusar falsamente a otros dos profesores. Utilizó el correo institucional para difamar a sus colegas, llenando la comunidad universitaria de mentiras y desprestigio.
Desprecios y Humillaciones: Su Rutina Diaria
Soto Molina, en su cruzada de maltrato, enviaba correos electrónicos con calificativos despectivos y tratos humillantes, poniendo en duda las capacidades laborales e intelectuales de sus compañeros. Aseguraba, sin ningún fundamento, que no tenían las calidades necesarias para ser docentes. ¡Qué nivel de prepotencia!
Un Golpe Necesario a la Arrogancia
La Procuraduría, en su etapa de juzgamiento, no tuvo más remedio que declarar a Soto Molina responsable de falta gravísima con dolo. Es una acción que, aunque tardía, al menos sienta un precedente necesario en un sistema que a menudo permite que estos comportamientos deplorables queden impunes.
La Universidad del Atlántico: Un Nido de Corrupción
Este caso no es un hecho aislado. La Universidad del Atlántico parece ser un semillero de abusos y corrupción, donde la falta de respeto y la humillación son moneda corriente. La destitución e inhabilidad de Soto Molina debería ser el primer paso hacia una limpieza profunda de la institución.
Las prácticas de acoso laboral y la falta de integridad en el ámbito académico no pueden seguir siendo toleradas. Este caso es un recordatorio de la necesidad urgente de reformas y medidas estrictas para garantizar un ambiente educativo saludable y respetuoso.
