El señor Ubaldo Enrique Meza, ex Rector de la Universidad del Atlántico, solicitó una rectificación en torno a la publicación del artículo “Así se elige el representante de los Ex rectores en el Consejo Superior de la Universidad del Atlántico”, pues considera que allí se hacen:
Aseveraciones falsas que afectan mi buen nombre y mi honestidad como funcionario y como ciudadano, sin señalar el nombre del autor, dándose por entendido que la responsabilidad del contenido es asumida por quienes dirigen este portal periodístico de carácter virtual. En efecto, en dicha publicación se hacen unas afirmaciones falaces y calumniosas sin mostrar prueba alguna que le sirvan de sustento y solamente invocando una supuestas “fuentes de la universidad” que no señalan cuales son, para atribuirme irresponsablemente la celebración de un supuesto contrato en la Rectoría de Carlos Prasca lo cual es absolutamente falso porque jamás he firmado contrato alguno con esa ni con ninguna otra administración de la universidad.
Comencemos por lo planteado en lo referente al buen nombre que se construye en el transcurso del tiempo con una conducta social ejemplar, sin maculas, ni reproches éticos a la conducta social ni vinculada a condiciones sistemáticas de dudas e interrogantes. Los periodistas. Sr. Meza no funcionamos como el aparato judicial que produce fallos y sentencias muchas veces amañadas. Conocemos los casos en que se condenan culpables a inocentes y lo contrario; culpables declarados inocentes de todo reproche social. Nosotros no funcionamos así, con esta metodología. Presentamos hechos, informaciones, buscando en el lector una especie de interfaz para que saque sus propias conclusiones con lo expuesto tras una investigación con diversas fuentes y testimonios.
Las fuentes de los periodistas tienen carácter confidencial y no pueden ser divulgadas, así que no es dable cuestionar su existencia en una universidad de las características de la del Atlántico donde hay tantas facciones en pugna y se ejercen controles complejos con las informaciones internas así que es un dislate cuestionar su existencia. Sobre su veracidad o falsedad, podrá ejercerse el debate cuestionador, pero es constituyen complejos procesos generadores de informaciones. Dentro de la universidad circulan noticias vía el dialogo y la conversación, en wassap hay redes internas, a través de las redes sociales y teléfonos. Así que las fuentes existen, aunque tengan un carácter difuso o no esclarecido. No son supuestas. Son múltiples.
Consultadas las fuentes sobre la procedencia de la información manifestaron que son contratos enmascarados bajos otros nombres, pero es vox populi el destino de los recursos allí dispuestos. Todas coinciden sobre lo mismo. Usted, Sr. Meza, que fue Rector de la Universidad debe saber a la suma perfección que para evitarse problemas legales, se acude a la figura de contratante de fachada y ello evita que aparezcan cuestionamientos y reproches a funcionarios de algún rango. Es más, es costumbre extendida en la administración pública colombiana esta especie de personería ficticia o testaferrato contractual. Pues bien, la supuesta fuente consultada señala que busquemos en los archivos de la universidad e indaguemos sobre los recursos asignados al contrato denominado “Congreso Internacional de Calidad de la Educación”, cuál fue la ruta de esos recursos y sobre todo, quienes se encontraban detrás del citado congreso.
Proseguimos con las palabras de solicitud de rectificación de Ubaldo Meza:
Se hacen afirmaciones igualmente mentirosas sobre la elección como miembro del Consejo Superior al ex Rector Guillermo Rodríguez Figueroa, señalando que mi participación en la misma estuvo animada por intereses personales, lo cual es igualmente falso. Sobre este punto quiero decir que mi voto para elegir representante de los Ex Rectores al Consejo Superior siempre ha estado ligado al supremo interés de sacar avante institucionalmente a nuestra alma mater en beneficio de los masa pobres de la región Caribe, propósito este fehacientemente demostrado desde cuando estuve en la Rectoría, llevándola en ese periodo a ser una de las mejores académicamente del país y con un crecimiento de la población estudiantil al pasar de 9000 a más de 17000 estudiantes y liderar con honestidad y transparencia, la defensa jurídica y económica de nuestra querida universidad pública.
Su relación con Guillermo Rodríguez Figueroa es curiosa. Usted confiesa que su “vinculación política siempre ha sido coherente, dado mis principios ideológicos en la línea de pensamiento de izquierda democrática y humanista”. Si es coherente, si sus palabras no son oropel para descrestar incautos: ¿Por qué confiesa que le dio su voto a un hombre de extrema derecha con un pasado de tiranías en el seno de la universidad, conocido con el triste remoquete del “Rector Policía”? ¿Eso es pensamiento coherente?
Quizás es una fantasía suya atribuirse un supuesto elevado nivel académico de la universidad en su periodo de Rector. Ni en ese momento ni ahora. Debería mostrar los índices certificados de esas afirmaciones. Menos pregonar que hubo movimientos cualitativos en la masa estudiantil.
Dice Ubaldo Meza: “He rechazado todo tipo de violencia venga de donde venga”. Muy buena y digna la intención, pero no es cierta. Durante su gestión de Rector fue miembro del Consejo Superior por el sector de los ex Rectores José Stevenson Collante, quien cuestionaba aspectos de su administración y sobre todo; que su persona fue entronizada en la administración y control de la universidad por su antecesor el Rector Ernesto Camargo Ciodaro que no tenía las calidades exigidas para el cargo pues no tenía titulación universitaria, solo cursos en la ESAP. Camargo fue también camarada suyo de partido y posterior a su paso de Rector estuvo de interventor de Coolechera cuando esta empresa tuvo una crisis que desembocó en algunos directivos en prisión por vínculos con paramilitares, pero esa es otra historia. Cuando Ernesto Camargo Ciodaro falleció, usted en su tumba dijo “que era el mejor rector que había tenido la Universidad del Atlántico en estos tiempos”.
Pues bien, el ex Rector Guillermo Rodríguez Figueroa, taimado, asolapado y presto a someterse en nombre, ese sí, de su ideología, sostuvo una conversación con el ex Rector José Stevenson Collante en donde este último, en su calidad de miembro del Consejo Superior cuestionaba diversos aspectos de la administración. Rodríguez; a escondidas, subrepticio, grabó todo y lo llevó a su despacho. En represalia, durante un Consejo Superior en la facultad de Bellas Artes usted, Sr. Meza, “humanista que detesta la violencia”, ordenó a un comando de estudiantes que agobiaran, que atacaran al Consejero Stevenson, un hombre que tendría en esas calendas más de 70 años, obligándolo a pasar carta de renuncia de su cargo de Consejero Superior pues no existían condiciones de seguridad para su integridad personal. ¿Adivinen quién reemplazó a Stevenson Collante en el Consejo Superior?
Sobre las condiciones de inseguridad para estudiantes, consejeros, sindicatos y profesores durante su gestión no hay la más mínima duda que fue sangriento y en ninguna parte lo sindicamos de ser el responsable. Desde 1996 hasta 2003 en la Universidad del Atlántico fueron asesinados 8 profesores y 11 estudiantes,
Pero veamos que comentaba la prensa, familiares y colegas de los asesinados. El diario El Tiempo publica en su edición de 7 de octubre de 2000 sobre el asesinato de Luis Alfredo Castro Haydar:
En 41 días, es el segundo catedrático de esa universidad que es víctima de los sicarios. Algunos colegas y estudiantes, que prefieren mantener su nombre en reserva, creen que el crimen obedece a una campaña de terror en contra de quienes han denunciado presuntos malos manejos administrativos en la Universidad.
Walberto Torres, directivo entonces (y todavía) de la Asociación Sindical de Profesores Universitarios (ASPU) calificó estos procedimientos de crímenes como la Danza de la Muerte y habló sobre $156.000 millones de pesos del presupuesto de la universidad embolatados. El diario El Heraldo el 23 de julio de 2014 entrevista a William Vargas Henríquez, hijo del profesor Lisandro Vargas, asesinado en febrero de 2001. Señala la información: “Haber denunciado irregularidades en la Universidad del Atlántico fue lo que, en opinión de su familia, le costó la vida al docente de la Universidad del Atlántico Lisandro Vargas Zapata, el 21 de febrero de 2001”.
Más adelante la noticia indica:
El hijo del docente lamentó que siendo víctima del caso “nunca” ha sido informado sobre las diligencias o decisiones que se toman al respecto. Según el familiar, los pocos datos que conocen los parientes salieron de unas versiones libres que entregó en Justicia y Paz el exparamilitar Carlos Arturo Cuartas, alias Montería, quien dijo que Silgado Arévalo, alias Cabo Jair, había traído la orden de Jorge 40 de asesinar al profesor Vargas. Vargas mencionó que a su padre lo nombraron vicerrector académico. “Allí se empapó de muchas más irregularidades y siguió denunciando. Él ya sabía que lo iban a matar porque puso todas las deudas en cero”. Sin embargo, para el familiar, las denuncias que hizo fueron en vano porque las investigaciones quedaron en nada y sobre su muerte no hay claridad de los autores intelectuales. Lo que pretendemos es que se haga justicia, no nos podemos quedar callados porque es que a los que mataron fue a los buenos y los malos se van a quedar sin justicia”, manifestó el hijo mayor del profesor Vargas”.
Dentro de la misma noticia se encuentra otra vez la mágica cifra de $156.000. Dice al respecto que “Entre las denuncias que hizo la directiva sindical y un grupo de estudiantes ante la Contraloría nacional y departamental, la Procuraduría y Fiscalía está el presunto desvío de 156 mil millones de pesos que estaban destinados para gastos de funcionamiento y para el pago de la nómina de pensionados”.
Eso indica la prensa de la época. Por otra parte, en el caso del asesinato de Luis Meza Almanza el 26 de agosto de 2000, crítico de la administración de la universidad, dice la noticia del diario El Tiempo del 7 de octubre de 2000: “Otros amigos y compañeros de cátedra atribuyen a móviles políticos el asesinato de los profesores Luis Meza Almanza y Castro Haydar”. Usted, en calidad de Rector envió una corona fúnebre al sepelio y se presentó allí siendo rechazado por los asistentes que lo obligaron a marcharse del lugar en malos términos. Algunos lo sindicaban abiertamente. Apele a su memoria. Recuerde.
El portal Verdad Abierta publica el 20 de junio de 2016 un reportaje con el nombre de “Universidad del Atlántico: la reparación que hasta ahora comienza”. En su lead dice:
Más de 70 estudiantes, profesores y sindicalistas fueron asesinados y obligados a desplazarse por denunciar la corrupción que se fraguó entre políticos, directivos y paramilitares. Ante el proceso de reparación colectiva que se avecina, víctimas piden que se aclare la verdad y la justicia llegue a las aulas.
Sigamos con lo que expone el portal Verdad Abierta:
https://verdadabierta.com/universidad-del-atlantico-la-reparacion-que-hasta-ahora-comienza/
Pero desde finales de los años 90 hasta mediados de los 2000 se sumó un factor que provocó la peor época de violencia vivida en la institución: el paramilitarismo (…) El Frente José Pablo Díaz, una facción del Bloque Norte comandada por Edgar Fierro Flórez, alias ‘Don Antonio’, se alió con directivos de la universidad y políticos locales para atacar las voces críticas de ese centro superior de estudios y, de paso, sacar provecho de las rentas públicas (…)Para algunos estudiantes conocer la verdad sobre esta alianza es un requisito indispensable para hablar de reparación. “La universidad no puede declararse una víctima, porque la universidad es victimaria. La administración promovió esos asesinatos y en algunos casos hizo caso omiso. Además de que financió la corrupción, y sigue promoviendo la corrupción, que fue lo que realmente originó esos asesinatos”, aseguró el familiar de una de los profesores asesinados que pidió la reserva de su nombre (…) En el caso de Lisandro Vargas, los familiares aseguran que nunca fueron contactados por la Fiscalía. Llegaron por cuenta propia cuando se enteraron que alias ‘Montería’ iba a rendir versión. Pasó todo el día hasta que el fiscal le preguntó al postulado por la muerte del profesor, pero el exparamilitar dijo que tenía dolor de cabeza y la diligencia se canceló. Fue después que ‘Montería’ señaló al exrector Ubaldo Enrique Meza como su cómplice.
“Ha sido un circo, como primera medida al señor Ubaldo Meza lo han señalado paramilitares en versiones de que él ha sido el culpable del 80 por ciento de homicidios y resulta que ahoritica aquí hubo un congreso de educadores y el señor Ubaldo Meza era el presidente, él sentado allá en la mesa ¿Qué es eso? Y vinieron educadores de Latinoamérica y este señor está señalado… por eso uno no entiende”, dijo un familiar”.
En el mismo documento de Verdad Abierta dice:
Exparamilitares del Frente José Pablo Díaz han reconocido que, con el consentimiento de las directivas, ingresaron a la universidad a través de un paramilitar infiltrado. Incluso Carlos Romero Cuartas, alias ‘Montería’, aseguró que el exrector Ubaldo Enrique Meza les suministró los nombres de algunas de sus víctimas. Meza ha desmentido esta versión, asegurando que se trata de una venganza.
La versión que da Romero Cuartas, alias Montería, la presenta Marcelo Torres, ex Alcalde de Magangué y camarada político del ex Rector Meza en una carta petitoria de exención de su responsabilidad a la entonces Fiscal General Vivian Morales:
Con la debida consideración por la alta función del Estado bajo su responsabilidad y desempeño, nos dirigimos a usted con motivo de la noticia aparecida en El Heraldo del 31 de marzo de 2011 y en otros medios de comunicación, relativa a la incriminación sobre supuesta autoría intelectual de Ubaldo Enrique Meza en asesinatos cometidos contra varias personas, supuestamente porque se oponían a su administración mientras él fue rector de la Universidad del Atlántico. Según la referida noticia, el desmovilizado Carlos Romero Cuartas, exparamilitar del Bloque Norte de las AUC, alias ‘Montería’, declaró ante la Fiscalía 12 de la unidad de Justicia y Paz de Barranquilla que Carlos Palma, Ricardo Sevilla y el entonces Rector de la Universidad del Atlántico, Ubaldo Enrique Meza, se reunían y planeaban la muerte de trabajadores y estudiantes del alma máter. La misma noticia agrega que en la preparación de tales crímenes actuó un paramilitar infiltrado en la Universidad para el efecto.
Prosiguiendo con la curiosa carta de Torres a la Fiscal Morales allí señala una serie de falsedades:
Se logró la aprobación oficial de 15 nuevos programas académicos, poniendo a la del Atlántico como la segunda universidad pública con mayor número de programas acreditados. Adicionalmente, fueron creados nuevos programas, el de Medicina y el de Educación Física, Recreación y Deportes. Se aprobó y constituyó el Instituto de Lenguas Extranjeras.
Nos excusa Torres, pero no es cierto que la Universidad del Atlántico sea la segunda con mayor número de programas acreditados. Ese segundo lugar, lo dicen las estadísticas y es fácil de comprobar en los archivos del ICFES, probablemente lo tenía la Universidad de Antioquia o la del Valle. Y el cuento triste del programa de Medicina que es una especie de bandera que sacan algunos rectores para mostrar gestión, desde Meza hasta Carlos Prasca. En veremos todavía. En fin, se trataba de mostrarlo a la Fiscal como un prohombre de la educación, un líder cuestionado por su implacable labor administrativa. Eso, en síntesis, señala la carta aludida que traemos a colación para mostrar que las noticias y los informes relativos a trayectoria y honorabilidad pueden ser apreciados por varios prismas. Buenos y malos.
Regresamos entonces al punto de la honorabilidad y el buen nombre con su aparente lesión por el artículo de Corrupción al Día que cuestiona el Ex Rector Ubaldo Meza. Basta revisar archivos para comprobar que hay demasiados cabos sueltos, demasiadas preguntas sin respuestas en estas épocas de reconstrucción de la memoria histórica por la violencia al interior de las universidades públicas. La causa probable del afán no propiamente sano de “tomarse las universidades” en el ejercicio siniestro de la corrupción por la percepción de verlas; no como centros de formación del ser humano, sino como una especie de botín a repartir en acuerdos y componendas.
De eso se trata y nada más.