El Negocio Perfecto: Ganado, Muerte y Poder
Mientras Colombia sangraba bajo las botas paramilitares, Jorge Aníbal Visbal Martelo construía el negocio perfecto: convertir la Federación Nacional de Ganaderos en la lavandería de legitimidad que el paramilitarismo necesitaba. La Corte Suprema acaba de confirmar lo que durante décadas fue un secreto a voces: el expresidente de Fedegan financió a las AUC, pagando cuotas para su sostenimiento a cambio de seguridad y ser miembro político del grupo al integrar «Los 12 apóstoles».
Pero esta no es la historia de un ganadero corrupto más. Es la radiografía de cómo se construye la impunidad en Colombia: con sotanas de legalidad, corbatas de respectabilidad y cheques que compran tanto ganado como conciencias.
La Verdad Oculta: Cuando el Estado Protege a Quien lo Parasita
¿Casualidad que Visbal haya sido parte del Consejo Nacional de Paz? Por supuesto que no. El sistema corrupto colombiano funciona con una lógica perversa pero efectiva: coloca a los criminales en los espacios de poder para que legitimen sus crímenes. La Corte determinó que «el acusado hizo parte del Consejo Nacional de Paz desde 1998 hasta 2004 y que en tal condición intervino en los acercamientos y diálogos no solo con organizaciones guerrilleras, FARC y ELN, sino también con las Auc
».
¿Ven la perversión del mecanismo? El mismo hombre que financiaba paramilitares «dialogaba por la paz
» con autorización del gobierno. Así se blanquea el crimen en Colombia: con cargos oficiales, credenciales del Estado y la bendición de quienes deberían perseguir estos delitos.
El Mecanismo Invisible: Cómo se Compra un País
Entre 1998 y 2005, mientras los campesinos huían despavoridos de sus tierras, Visbal asistía elegantemente a reuniones en las fincas «La 7″, «La 21″ y «La 53″ en Córdoba. No eran reuniones sociales, eran juntas directivas del terror. El expresidente de Fedegan asesoraba al exjefe paramilitar Carlos Castaño Gil, quien fue máximo líder de la organización armada.
¿Qué se negociaba en esas reuniones? Simple: el futuro del país. Mientras Castaño decidía quién vivía y quién moría, Visbal decidía qué tierras se «liberaban» para la ganadería. Una sociedad perfecta entre el crimen y el capital, con el Estado como cómplice silencioso.
El Impacto Oculto: El Precio Real de la «Seguridad» Ganadera
Cada peso que Visbal entregó a los paramilitares tenía un costo humano específico: familias desplazadas, líderes asesinados, comunidades destruidas. La Corte señaló que Visbal Martelo acudía a jefes paramilitares para pedirles que hicieran presencia en aquellos territorios del país o zonas ganaderas con presencia de guerrillas.
«Hacer presencia
» es el eufemismo más cínico de la historia colombiana. Significaba masacres, desplazamiento forzado, apropiación de tierras y exterminio de cualquier voz disidente. Mientras tanto, Fedegan vendía la narrativa de la «ganadería próspera
» y la «paz en el campo
«.
La Multa: $4.680 Millones vs. Fortunas Millonarias
La multa impuesta a Visbal es de $4.680 millones. Una cifra que parecería alta, pero que se queda corta cuando se compara con las fortunas que él y su gremio construyeron sobre el terror paramilitar. ¿Cuántas fincas se apropiaron? ¿Cuántos contratos estatales obtuvieron? ¿Cuánto poder político consolidaron?
El negocio fue redondo: pagaron por la «seguridad
» paramilitar, se apropiaron de tierras «liberadas
«, consolidaron un monopolio ganadero y, como cereza del pastel, obtuvieron reconocimiento estatal como «hombres de paz
«. Todo mientras el país se desangraba.
El Sistema que lo Permite: Cuando la Justicia Llega Tarde
Nueve años de condena confirmada en 2024 por crímenes cometidos entre 1998 y 2005. Veintiséis años después, cuando las víctimas ya están muertas, desplazadas o silenciadas. Esta es la «justicia» colombiana: llega tarde, castiga poco y nunca toca las estructuras que permitieron el crimen.
¿Y Fedegan? Sigue operando como si nada hubiera pasado. Como si su expresidente no hubiera sido socio de los peores criminales de la historia reciente del país. Como si la sangre de miles de campesinos no hubiera fertilizado sus pastizales.
La Pregunta Incómoda
Si Visbal fue condenado por ser coautor de concierto para delinquir agravado con paramilitares, ¿qué pasará con los demás ganaderos que se beneficiaron del mismo esquema? ¿Con las empresas que compraron tierras apropiadas? ¿Con los políticos que recibieron su apoyo? ¿Con los funcionarios que legitimaron sus operaciones?
La respuesta es predecible: nada. Porque en Colombia la justicia funciona como la ganadería de Visbal: selectiva, tardía y diseñada para proteger a quienes realmente mandan.
El Legado de la Complicidad
Mientras escribo esto, en algún lugar de Colombia hay un nuevo Visbal construyendo su imperio sobre la complicidad estatal y la sangre campesina. Porque el problema no era Visbal, era el sistema que lo protegió, lo legitimó y solo lo condenó cuando ya había logrado todo lo que quería.
La pregunta no es si hubo más ganaderos involucrados con paramilitares. La pregunta es si esta sociedad está dispuesta a dejar de aplaudir al poder que se construye sobre cadáveres, o si seguiremos esperando que la justicia llegue cuando ya es demasiado tarde para las víctimas.
¿Cuántos Visbal más están operando mientras leemos esta condena? La respuesta define si somos una sociedad que aprende o una que simplemente mira cómo se repite la historia.