«Coincidencias» que se convierten en patrones de Impunidad Sistémica
Cuando el Estado secuestra, asesina y llama a eso «Seguridad Democrática»
Más allá de los titulares sobre «funcionarios corruptos» o «manzanas podridas«, existe una verdad que el establishment colombiano prefiere enterrar: durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), el Estado colombiano no combatió el paramilitarismo—lo institucionalizó. No persiguió a criminales—los puso en nómina. No protegió a defensores de derechos humanos—los marcó para morir.
La reciente condena a José Miguel Narváez por el secuestro de Piedad Córdoba no es un caso aislado de corrupción. Es una ventana hacia un sistema diseñado para eliminar opositores, donde un exsubdirector del DAS actuaba como ideólogo paramilitar, donde las «chuzadas» eran política de Estado, y donde los asesinatos de Jaime Garzón, Eduardo Umaña y Jesús María Valle no fueron tragedias individuales sino ejecuciones planificadas desde las entrañas del poder.
Dato revelador: Entre 1997 y 2005, el periodo de mayor influencia de Narváez en estructuras de inteligencia y su posterior cargo en el gobierno Uribe, se registraron sistemáticamente interceptaciones ilegales, seguimientos a opositores y asesinatos selectivos de líderes sociales. ¿Coincidencia? Los hechos demuestran lo contrario.

Cuando la «Doctrina del Enemigo Interno» se vuelve política de Estado
La Máquina de Matar vestida de institucionalidad
Aquí está la fórmula perfecta para un Estado criminal: tome un académico radical que dicta cátedras sobre «por qué es lícito matar comunistas», conviértalo en asesor de la cúpula militar, déle acceso a bases de datos de inteligencia, póngalo a coordinar con paramilitares, y luego—cuando llegue al poder—nómbrelo subdirector del DAS. Felicidades: acaba de crear a José Miguel Narváez bajo el gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
Pero Narváez no es el villano solitario de esta historia. Es el operador visible de un Sistema Silencioso que funcionaba con precisión de relojería suiza:
Fase 1: Identificación del «enemigo»
- Narváez, desde sus cátedras en la Escuela de Inteligencia (1986-1994), diseñaba la teoría: todo opositor es guerrillero, todo sindicalista es subversivo, todo defensor de derechos humanos es auxiliador del terrorismo.
- Su texto «Guerra política como concepto de guerra integral» (1997) no era un ejercicio académico—era el manual de operaciones.
Fase 2: Inteligencia ilegal como arma
- Con acceso privilegiado a información del DAS, Narváez entregaba a Carlos Castaño grabaciones ilegales, movimientos, rutinas.
- El testimonio de Don Berna es contundente: Narváez era «
el encargado de suministrar información sobre operativos contra las Autodefensas, así como sobre personas vinculadas con la guerrilla o con la izquierda".
Fase 3: Ejecución a través de terceros
- Los paramilitares actuaban como brazo ejecutor, mientras el Estado mantenía «
distancia» oficial. - Piedad Córdoba secuestrada (1999), Jaime Garzón asesinado (1999), Eduardo Umaña asesinado (1998), Jesús María Valle asesinado (1998).
Fase 4: Impunidad institucional
- ¿Y quién investigaba estos crímenes? El mismo DAS donde Narváez fue subdirector (2005).
- ¿Quién protegía a los responsables? El fuero militar, el aforamiento, la «
razón de Estado«.
La verdad incómoda: Este sistema no nació en 2002, pero encontró en el gobierno de Uribe Vélez su máxima expresión institucional. La «Seguridad Democrática» fue el eslogan; el crimen de Estado, la práctica.
La Reunión que lo Cambió Todo
Noviembre de 1997: Cuando se firmaron las sentencias de muerte en la finca La Marranera
El testimonio del exparamilitar Francisco Enrique Villalba Hernández, alias ‘Cristian Barreto‘, no es una anécdota más del conflicto armado colombiano. Es la Radiografía Profunda de cómo se construye un Estado mafioso.
En esa reunión en Yumbo, Valle del Cauca, se juntaron:
Del lado paramilitar:
- Carlos Castaño (comandante AUC)
- Salvatore Mancuso
- Jesús Ignacio Roldán Pérez ‘Monoleche’
- Isaías Montes Hernández ‘Junior’
- 22 hombres más
Del lado del Estado:
- General Germán Albeiro Ospina Arango (comandante Cuarta Brigada)
- José Serrano (comandante de la Policía)
- Agentes de policía de San José de la Montaña
- Álvaro Uribe Vélez (entonces gobernador de Antioquia)
- Santiago Uribe Vélez
¿Qué se discutió? Una lista de personas a asesinar. Encabezada por Jesús María Valle, seguida por Eduardo Umaña, Jaime Garzón y fiscales que investigaban la masacre de El Aro.
Cita textual de la sentencia: «El que dio más bomba para asesinar a esas personas fueron los hermanos Uribe, Carlos Castaño y mi general Ospina, ellos fueron los que dieron más bomba, la referencia que hizo Álvaro Uribe es que a esas personas tocaba callarlas«.
No estamos hablando de rumores. Estamos hablando de un testimonio juramentado, ratificado en una sentencia judicial, que ordena investigar a Álvaro Uribe Vélez como determinador de asesinatos de defensores de derechos humanos.
Y aquí viene lo «curioso»:
- Valle es asesinado el 27 de febrero de 1998
- Umaña es asesinado el 18 de abril de 1998
- Garzón es asesinado el 13 de agosto de 1999 (con Narváez como autor intelectual)
- Piedad Córdoba es secuestrada el 21 de mayo de 1999
¿Coincidencias? Solo si crees que los patrones repetitivos son obra del azar.
Cuando el Estado se vuelve contra sus propios ciudadanos
El costo humano de la «Seguridad Democrática»
Aquí está lo que realmente significa vivir bajo un gobierno que institucionaliza el crimen:
Para Piedad Córdoba:
- 14 días secuestrada por paramilitares coordinados desde el Estado
- Una vida marcada por la persecución permanente
- La certeza de que quien debía protegerla, la marcó para el secuestro
Para los familiares de Jaime Garzón:
- 25 años buscando justicia
- Enfrentar un muro de impunidad construido desde el poder
- Saber que quien ordenó su asesinato trabajaba para el Estado
Para Eduardo Umaña y Jesús María Valle:
- Asesinados por hacer su trabajo: defender derechos humanos y denunciar masacres
- Sus muertes no fueron advertencias—fueron ejecuciones planificadas
- El mensaje era claro: quien denuncia al Estado, muere
Para la periodista Claudia Julieta Duque:
- Perseguida, amenazada y torturada psicológicamente por investigar el asesinato de Garzón
- 12 años y 6 meses de condena para Narváez por estos crímenes
- Su delito: hacer periodismo
Para miles de sindicalistas, líderes sociales, defensores de derechos humanos:
- Las «chuzadas» del DAS no eran para combatir terrorismo
- Eran para mapear opositores, anticipar denuncias, neutralizar críticos
- El G3, grupo ilegal creado por Narváez dentro del DAS, fue el brazo operativo de esta persecución
El dato que duele: Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, durante el gobierno Uribe (2002-2010) se registró el pico más alto de asesinatos selectivos contra defensores de derechos humanos en la historia reciente de Colombia. ¿Casualidad? O ¿Política de Estado?
Por qué Narváez era el engranaje, No el reloj
La Impunidad como arquitectura del poder
Aquí está el Ciclo Secreto que perpetúa estos crímenes:
1. Construcción del discurso legitimador
- La «doctrina del enemigo interno» no es nueva, pero bajo Uribe se volvió política oficial
- Todo opositor es «terrorista», todo crítico es «aliado de las FARC»
- Narváez no inventó esto—lo sistematizó desde las Escuelas Militares
2. Captura de instituciones clave
- El DAS bajo el gobierno Uribe no era una agencia de inteligencia—era una agencia criminal
- Las interceptaciones ilegales no eran «excesos»—eran la norma
- ¿Quién controlaba el DAS? El ejecutivo directamente
3. Tercerización de la violencia
- Los paramilitares hacían el trabajo sucio
- El Estado mantenía «distancia» oficial
- Pero la coordinación era total: reuniones conjuntas, información compartida, objetivos alineados
4. Blindaje jurídico post-crimen
- El aforamiento protegía a los de arriba
- La Ley de Justicia y Paz garantizaba penas ridículas para paramilitares
- Los testigos clave morían misteriosamente (como Villalba Hernández, asesinado 5 meses después de su testimonio)
5. Control de la narrativa
- Medios afines al gobierno presentaban a las víctimas como «terroristas»
- Cualquier denuncia era «ataque a la democracia»
- La «opinión pública» se construía desde el poder
La pregunta incómoda: Si Narváez operaba así desde los años 90, ¿por qué fue promovido a subdirector del DAS en 2005? ¿Por qué no fue investigado? ¿Por qué el gobierno de Uribe lo integró a su estructura?
La respuesta incómoda: Porque hacía exactamente lo que se esperaba de él.
Cuando el país elige no ver
El costo de la indiferencia cómplice
Aquí está la verdad más dura: esto no pasó en secreto. Pasó a plena luz del día, con millones de colombianos aplaudiendo.
Los índices de popularidad de Uribe:
- 2006: 70% de aprobación
- 2008 (pleno escándalo de «chuzadas»): 68% de aprobación
- 2010 (fin de gobierno, acumulación de denuncias): 65% de aprobación
¿Qué significa esto? Que una parte significativa de la sociedad colombiana eligió no ver, prefirió no saber, decidió que la seguridad valía más que la justicia.
Hemos venido diciendo: «Una sociedad que aplaude al corrupto merece sus cadenas. La corrupción no nace sola, necesita silencios cómplices, miradas indiferentes, y multitudes que aplaudan aunque sepan la verdad.»
Y ese es el verdadero crimen: No solo lo que hicieron Uribe, Narváez y sus cómplices. Es lo que el país decidió tolerar.
Las coincidencias no existen cuando son 20 años de patrones
Recapitulemos las «coincidencias»:
- ✓ Narváez dicta cátedras sobre «por qué es lícito matar comunistas» (1986-1994)
- ✓ Narváez es identificado como asesor ideológico de las AUC (1997)
- ✓ En reunión con Uribe gobernador, se listan personas a asesinar (1997)
- ✓ Todas esas personas terminan muertas (1998-1999)
- ✓ Narváez es autor intelectual del asesinato de Garzón (1999)
- ✓ Narváez instigó el secuestro de Piedad Córdoba (1999)
- ✓ Uribe llega a la presidencia (2002)
- ✓ Narváez es nombrado subdirector del DAS (2005)
- ✓ Las «chuzadas» del DAS se disparan (2005-2009)
- ✓ Miles de líderes sociales asesinados durante gobierno Uribe (2002-2010)
- ✓ El testigo clave contra Uribe y Narváez es asesinado (2009)
- ✓ Narváez finalmente condenado por múltiples crímenes (2016-2024)
- ✓ Sentencia judicial ordena investigar a Álvaro Uribe como determinador de asesinatos (2024)
Pregunta final: ¿Cuántas «coincidencias» necesitas para ver un patrón?
Como advierte el texto «El desgobierno de lo público»: «El sistema no se cambia solo. Pero tampoco puede cambiar sin nosotros.»
La historia de Narváez no es la historia de un criminal solitario. Es la historia de cómo un Estado puede convertirse en máquina de matar, cómo un gobierno puede institucionalizar el crimen, y cómo una sociedad puede elegir mirar hacia otro lado.
Hoy Narváez cumple múltiples condenas. Pero los sistemas que lo crearon, lo protegieron y lo promovieron siguen intactos. Y mientras sigamos llamando «coincidencias» a los patrones, mientras sigamos aceptando que «todos son iguales», mientras sigamos eligiendo la comodidad sobre la verdad—el ciclo continuará.
La pregunta no es si hubo crimen de Estado durante el gobierno de Uribe. La pregunta es si estamos dispuestos a enfrentarlo.
Porque como bien dicen los expertos: «Quien controla el miedo de la gente se acaba adueñando de su alma».
¿Cuánto tiempo más vamos a permitir que el miedo controle nuestra alma?
Este análisis se basa en documentos judiciales, testimonios bajo juramento y sentencias condenatorias. Los hechos aquí expuestos no son opiniones—son verdades judicialmente establecidas que la historia oficial prefiere borrar.Reintentar



