La cleptocracia, una de la peores degeneraciones de la democracia, increíblemente, también ha echado raíces y crece frondosa, con enormes frutos, en una de las instituciones que hoy en día debería ser el ejemplo de mayor avance en su desarrollo orgánico y político en Barranquilla. Estamos halando de ASPU, la Asociación de Profesores Universitarios del Atlántico.

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Para la mayoría de los profesores de la Universidad del Atlántico se trata de la peor vergüenza sindical en la historia de este alma mater. Veamos por qué.  

Para la Confederación Colombiana de Ciudadanos Contra la Corrupción es preocupante el creciente rumor de corrupción dentro de este sindicato, por lo que el portal corrupcioanaldia.com se dió a la tarea de recoger las diferentes opiniones que saltan como liebres en los pasillos de la universidad sobre esta organización y la percepción que se tiene de ella.

Entre las muchas opiniones, se sabe que:

  1. Las mismas personas han permanecido en la dirección de la junta directiva de ASPU, Atlántico, 20 años consecutivos y no permiten la renovación de la junta directiva.
  2. Se sostienen con los aportes que hacen los afiliados, que consiste en el 0,55 del salario mensual de los docentes, lo cual representa ingresos mensuales nada despreciables.
  3.  Si su  mayor Objetivo es: lograr el bienestar de sus miembros, asegurando condiciones dignas de seguridad e higiene laboral y generar mediante la unidad, la capacidad de negociación para lograr el diálogo entre empleador y empleados. Entonces, por qué…
  • Lo que menos tienen los docentes en la UA es bienestar.
  • Aspu atlántico nunca se ha preocupado para que los docentes tengan condiciones dignas de trabajo, pues no tienen un lugar adecuado y sano donde tomar alimentos dentro de la universidad a pesar de permanecer todo el día en la universidad.
  • Igualmente, los profesores carecen de sala de profesores, cubículos y baños. El ingreso a los parqueaderos se ha constituido en un campo de batalla por los espacios que muchas veces la administración prefiere que parqueen visitantes o contratistas, mientras que a los docentes los obligan a parquear por fuera de la universidad
  • Los profesores de Uniatlántico no tienen centros recreacionales como lo tienen casi todas las universidades públicas, e incluso, el terreno de Salgar destinado para este propósito, Aspu nunca se interesó por desarrollar un proyecto para el mismo y terminó negociando el predio con la administración por $240 millones.   El presidente y al secretario de este sindicato recibieron este dinero de una supuesta indemnización de un celador falso que el terreno nunca tuvo. Además, recibieron, a cambio, una oficina-container como instalación de las oficinas de la asociación sindical.
  • Los docentes de Uniatlántico tienen una asignación académica de horas directas de clase de 20 horas semanales que hoy ninguna universidad ni pública ni privada tiene y ASPU nunca ha luchado por mejorar esta situación que ha terminado enfermando y llevando a la muerte por enfermedades relacionadas con la sobrecarga laboral a muchos docentes.
  • Las dotaciones y ayudas para que el docente pueda ejercer y desarrollar sus actividades laborales y académicas de manera digna no se cumplen. Los docentes carecen de video beam, portátiles de la institución, fotocopiadoras, marcadores, escritorios y sillas para que pueda desarrollar sus labores académicas. Jamás ASPU ha dicho algo sobre esto, su indiferencia para con sus afiliados es desproporcionada.
  • Igualmente, nunca ha sido puente entre los docentes y el empleador (la administración) por cuanto en estos 20 años, solo han buscado la forma de negociar su silencio a cambio de beneficios que solo reciben las directivas.
  • En los últimos años, en las mesas de negociación que se realizan anualmente, ASPU jamás han conseguido mejorías sustantivas en las condiciones laborales y el bienestar de sus afiliados.
  • Con respeto a conquistas laborales la junta actual de ASPU no ha sido un modelo a seguir por cuanto negó los derechos  prestacionales a una empleada–secretaria de la oficina de Aspu seccional Atlántica, identificada comoVera Berdugo, a quien esta organización le quedó debiendo 5 años de sueldos y prestaciones, y cual organización mafiosa, se negaron a cancelarlas.  Por este motivo la señora Berdugo demandó a ASPU Nacional, que en últimas tuvo pagar $800 millones, pero se los descontó más tarde  a la seccional Atlántico.   
  • En el recorrido histórico de las hazañas de la actual junta directiva encontramos que en el año 2003, Walberto Torres, Rubén Darío Arroyo y su directiva presentaron a la abogada Joselina Cabas, a quien los docentes le entregaron poder para ser defendidos de la violación de la prima de antigüedad, especialización y bonificación, a que tenían derecho.  Los profesores le cancelaron, mediante descuento autorizado, la suma de $ 84 millones, de los cuales la Universidad certificó que el descuento en nómina se realizó y los dineros fueron girados a las cuentas de los señores Walberto Torres Mármol y Rubén Darío Arroyo Osorio,  quienes nunca dieron explicación de estas sumas giradas, y solo cuando la profesora Nohora Bonilla estuvo visitando a la Abogada en Bogotá se percató que estos dineros nunca llegaron a manos de la abogada Caba.  
  • Unidad de Salud: este ha sido el botín del cual ha vivido la junta directiva de ASPU seccional Atlántico en los últimos 20 años. El negocio es el siguiente: Un miembro de la junta directiva ASPU seccional Atlántico conforma el comité central de la Unidad de Salud de la Universidad del Atlántico. La unidad de Salud es una especie de Caja de previsión Social que a su vez hace las veces de EPS e IPS de manera conjunta, por cuanto hace afiliaciones a empleados y profesores al sistema de salud, recibe los aportes de afiliados y empleados, a los cuales, a su vez, presta los servicios médicos hospitalarios y clínicos de manera directa o subcontratada.
  • El comité central de la Unidad de Salud es quien aprueba los gastos e ingresos, vigila y autoriza al director de la unidad de salud quien a su vez es nombrado por el rector.
  • En los contratos de compra de drogas con laboratorios, contratos con clínicas, laboratorios clínicos, especialistas y todos los insumos de salud, en los cuales están los incentivos de la Junta de Aspu, quienes a su vez negocian con los rectores para que los directores de la Unidad de Salud puedan ser manejados por esta Junta Directiva que pretende perpetuarse.   
  • Actualmente, la directora de la Unidad de salud Guadalupe Romero mantiene una relación de trabajo muy estrecha con Walberto Torres y Jorge Ahumada otro miembro de la junta directiva actual que tiene mucha experiencia ya que ocupo el cargo de director de la Unidad de Salud en años anteriores.
  • Prueba de lo anterior es el nombramiento de familiares  de los directivos de ASPU seccional Atlántico contratados por la Universidad:

Harry Arroyo Olarte, (hijo de Rubén Darío Arroyo) contratado mediante OPS en la Facultad de Ciencias Económicas.

La hija de Walberto Torres contratada mediante OPS en la Unidad de Salud de la Universidad del Atlántico.

Todo indica que estos señores han tomado a ASPU, Atlántico, como una franquicia que les proporciona réditos y beneficios personales. Se han comportado como una organización sindical que más que patronal es un grupo de presión con propósitos corruptos. Guarda silencio ante la convocatoria al paro Nacional en defensa de la Educación Superior Pública y luego de una semana de paro y de manera tardía producen un lamentable comunicado de apoyo, que busca más la reelección de sus dirigentes que la renovación y el cambio.

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